Por estos días el tema de discusión en las redes sociales de los magos. Seguro han visto algunos colegas que piden dejar de revelar secretos a través de Facebook, Instagram y demás. ¿Por qué pasó esto?
No se trata de dividirse, ni tomar partido porque apoyas a X o Y que dice o hace algo. Este artículo tiene el único objetivo de mostrar el contexto actual de la enseñanza de magia.
Está mal, muy muy muy mal, revelar los secretos de efectos de magia con el único propósito de aumentar tu número de seguidores en redes sociales. Digamos que es la manera más mediocre y desesperada. Sí, hablamos de ti y de ti. Sobre todo si te deja en ridículo como mago. La magia no es una estupidez y merece respeto.
Pero no está del todo mal revelar secretos sea en Instagram, Facebook, Youtube, TikTok o cualquier red, porque el mundo evoluciona, la magia también (ojalá), así que hoy en día internet, gústenles o no, es un canal nuevo para aprender y enseñar.
Calma, que ya vienen los argumentos: Para eso regresemos un poco en el tiempo.
Hablemos de unos inventos que cambiaron a la humanidad: la imprenta, la televisión y la videograbadora…
Gracias a la invención de la imprenta salió un libro que se llama Artifice, Ruse and Subterfuge at the Card Table: A Treatise on the Science and Art of Manipulating Cards. Conocido como The Expert at The Card Table escrito por uno de los autores más misteriosos de nuestra historia. Y claro, hubo mucha polémica, de hecho por esa razón no conocemos el nombre del autor. Hoy existen bibliotecas llenas de libros de magia al alcance de quien los busque.
Gracias a la televisión y las videograbadoras las personas pudieron grabar segmentos de magia y repetir los efectos una y otra vez, sea para disfrutarlos o para intentar descubrir los secretos. Hubo programas donde enseñaban efectos, como Las Manos Mágicas, con las que varios comenzaron. También fue posible producir videos explicativos. Y también todo esto desató una polémica similar, porque era mejor aprender de libros. ¿Ya ver para dónde va la cosa?
Gracias a la tecnología, por ejemplo, hemos tenido acceso a miles y miles de archivos en video que se encontraban empolvados en videotecas, también a bibliotecas increíbles de magia para investigar o buscadores especializados. Y todo esto, más todas las tiendas de magia del mundo y recursos increíbles como Enfilo.com están al alcance de cualquier persona.
Por ejemplo, hoy en día y en plena cuarentena sufrimos un bombardeo de información valiosa como conferencias en vivo, entrevistas, conversatorios y shows súper interesantes.
Derecho de autor
En esta discusión es importante tener en cuenta este punto.
Internacionalmente los derechos de autor tienen vigencia de 70 años post fallecimiento del autor. Aplica para coreografías o empaquetados. Quiere decir que puedes revelar el second deal, pero no la técnica de Jason England. A menos que tengas la aprobación del autor.
Si la persona está viva y el material no ha sido publicado, no se puede hacer/performar.
Si lo publicó, pero no has pagado por él, tampoco. Menos con fines de lucro, y mucho menos revelarlo.
El derecho de autor aplica a la obra completa, así que puedes vender tu propia edición de Erdnase, libros de Houdini o Houdin o cualquiera cuya vigencia haya expirado. De hecho, ¿por qué creen que las primeras películas animadas de Disney fueron Blanca Nieves y Cenicienta? porque no tuvo que pagar derechos por sus historias.
Así que dejando a un lado la ética, puedes publicar lo que quieras siempre y cuando el material sea tuyo (como Penn & Teller) o el contenido no tenga propietario. Que debas o no, ahí entra la ética.
Sigamos…
Abramos un poco la perspectiva y pensemos en las otras artes y profesiones: hoy en día puedes aprender casi cualquier cosa a un click de distancia, en muchos casos gratis o por unos pocos dólares. Y en ese cualquier cosa está la magia. Si, como en MasterClass.
Y aquí podemos ver un problema mucho más grave, que va más allá de criticar si se debe o no revelar efectos gratis en internet. Y es que a los magos y magas nos cuesta ver más allá de nuestras propias narices.
Al verlo sólo desde nuestra perspectiva ignoramos lo que piensa el profano. Deberíamos aprender a ver (no suponer) las cosas desde el lugar del público. En ese caso ¿se han preguntado cómo hace un niño para aprender magia hoy en día?
Exacto, busca en Google.
La probabilidad de que ese mismo niño tenga como primera opción ir a una biblioteca, tienda de magia o una escuela es muy poco probable. Es más, si se lo plantea seguro busca eso en Google también. ¿Saben cuantas personas se han hecho aficionadas a la magia gracias a que vieron un video que los enganchó?
Y más importante que eso: ¿Saben cuantas de estas personas, aficionados y aficionadas a la magia, se sientan las butacas de teatros, conferencias y convenciones con el único propósito de aprender y compartir?
Entonces…
Revelar los efectos de magia en redes es válido si hay un propósito mayor. En el caso de la cuarentena, Luis Piedrahita acierta al enseñar de una manera divertida, de paso darle trabajo a los niños para que aprendan, y que sus padres respiren un poco. Punto para él.
También generar una comunidad de aprendizaje y estudio. Por eso iniciativas como el Instituto de Magia de Borja Montón merecen una mención especial, pues es una escuela online de magia con profesores de primerísimo nivel en su gran mayoría, donde cualquiera sin importar edad o experiencia quisiera entrar a aprender.
Revelar los efectos no está mal, sólo si se hace bien. Es decir, de una manera educativa, como una buena clase de magia que te motiva a investigar más. Es mercadeo básico, a veces necesitas una prueba gratis.
Claro, al igual que los libros y videos, internet también trae consigo muchas desventajas como canales dedicados a revelar (acertados o no) los métodos de las rutinas que presentan en los programas de talentos, la piratería, el plagio de ideas, el hecho de que cualquier persona, sin importar experiencia o habilidad, publique efectos de muy baja calidad (y los vean sus miles de seguidores), y peor aún libros y videos de enseñanza sin ningún tipo de base.
No es lo ideal, pero es el mundo hiperconectado en el que vivimos
Conclusiones:
Se dice “nos paramos sobre hombros de gigantes”, esto significa que el conocimiento divulgado de manera ética y legal sirve como base de innovaciones y el avance de la humanidad.
Lo ideal sería que el acceso a los secretos esté restringido, que sea como antes: quien quiera ser mago debería trabajar para conseguir esa información. Pero hoy en día es imposible, vivimos en un mundo donde todo está a un par de clicks de distancia. Lo que deberíamos hacer es adaptarnos.
Una solución es ofrecer el contenido pero a cambio de algo, un email, un follow, que a quien le interese deba trabajar y no verlo porque se lo encontró haciendo scroll down.
Los secretos en la magia son cada vez menos secretos. Por eso quienes deciden mantenerlos así deben tomar medidas extremas como no publicar absolutamente nada de su trabajo, es el caso de varios shows de magia y magos increíbles que son muy celosos con su material.
Pueden hacer las campañas que quieran, todas muy respetables, pero esto no va a parar. Es como pedir que no vendan libros de magia en librerías. Es más, entre más importancia le den, mejor para quienes revelan.
Todo tiene pros y contras. No podemos desconocerlas, pero tampoco deberíamos negarnos al avance del arte. El internet es una herramienta más, sea para aprender, enseñar y hacer espectáculos.
Sí, revelar trucos por redes puede que perjudique a algunos magos que presentan en sus espectáculos profesionales efectos que han explicado. Pero, y actuando como abogado del diablo, se han puesto a pensar que los adultos saben que la magia tiene truco (como el cine), que de hecho conocen varios secretos, pero es trabajo del mago generar la atmósfera mágica necesaria para que se les olvide (como el cine).
La magia es un hobby maravilloso (estadísticamente hay más aficionados a la magia que profesionales), quien se tome el trabajo de ver los videos donde se revelan efectos, pues seguramente será un aficionado más. Es muy poco probable que existan trolls dedicados a ver secretos revelados y luego asistir a shows.
Tal vez cuidar la magia hoy en día es revisar la forma en que se enseña. Una cosa es revelar el trucaje y el método, otra muy diferente hacerlo de una manera educativa, que te motive a seguir y, sobre todo, a presentarla bien.
Así, no sólo habrán mejores magos en el futuro, también más aficionados en las butacas de los teatros.
A veces es necesario ver el lado positivo de las cosas.
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